viernes, 29 de agosto de 2008

Paraíso Perdido

Y dijo: No comerán del árbol de la Religión

Y ambos desobedecieron comiendo de sus frutos creyendo que éste era el néctar que llevaba a un conocimiento absoluto.

Desde entonces el Hombre fue expulsado del conocimiento científico y se transformó en un simio supersticioso, timorato, esperanzado en vanas promesas supraterrenales.