Y dijo: No comerán del árbol de la Religión
Y ambos desobedecieron comiendo de sus frutos creyendo que éste era el néctar que llevaba a un conocimiento absoluto.
Desde entonces el Hombre fue expulsado del conocimiento científico y se transformó en un simio supersticioso, timorato, esperanzado en vanas promesas supraterrenales.