miércoles, 15 de junio de 2011

Literatorpes

Qué puedo decir de las plumas de ganso. Más bien, de simio o reptil.



El mundo está repleto de cuartos seguros, categorías donde ocultarse para que quien escriba descanse en esos límites y se muestre como la lola de la casa de vidrio. Escriben, imitan a sus ídolos. En realidad son arrendatarios o allegados a la vivienda que dejó alguien con más virtudes artísticas o un colonizador.



EL literatorpe que se cree Bukowsky, y habla de la vida bohemia santiaguina como si fuera Bs As u otra metrópoli.



Trato de tolerarlo, para poder mostrarme civilizado y no ser condenado al ostracismo, pero esas ínfulas de "amasador de la Gran ciudad" me patean, más preciso aún: la falta de autenticidad, que no es sinónimo de originalidad. Tanta máscara que esconde un ciudadano muy normal, con deudas, deberes laborales, que busca una chica, que le da sueño y ganas de comer. Para qué hacer de lo coidiano algo tan "de literatura", a menos que seas un Cortázar, si el resultado son solo reproducciones de baja calidad, como escuchar la versión de los Beatles en ocarina, en banjo, en palo de agua o tormento, y así, hasta el infinito.



¿Quieres alcoholizarte para mostrarte muy bohemio? Bebe un poco de té con canela que mantendrá tus ideas en un buen refugio donde desarrollarse. ¿Quieres ser un guachaca comiendo el sandwich de pernil? Mejor intenta con el pan tostado, es más real y barato. ¿Sueñas rodearte con putas para escribir "románticamente" sobre ellas y tus aventuras en las sucias calles porteñas? Intenta algo más complejo, escribe algo bello sobre esa chica que está en el colectivo y que debe llegar a tiempo a casa para comer y compartir junto a su pequeño retoño.

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